EL GOLIARDO LOCO

Cada día tomo ómnibus para ir a trabajar, para ir de escuela en escuela y demás. Me gusta andar en ómnibus, pese a lo que pueda encontrarse allí. Cuando subió este poeta, un hombre que decía ser un paciente del hospital psiquiátrico local --el Vilardebó-- ofreciendo sus escritos en una hoja fotocopiada no pude más que fijarme en la reacción de los demás. 
Las fotocopias eran a voluntad. Bien, dije.
Tome una moneda de mi bolso, la extendí cuando pasó por mi lado y recibí mi dosis de poesía rodante. La guardé pues ya estaba por llegar a mi parada, que justamente, es frente al Hospital Vilardebó.

Adivinen quien bajó detrás de mí...

Santiago Caruso

Comentarios