El editor, un amigo

Es cuando te dicen "¿y qué quisiste decir con...?", "¿y si cambiamos la palabra...?" o "debemos pensar en otro título", que el tiempo se detiene y pensamos que quien es esta persona para decirnos que algo de lo que hemos escrito debería ser cambiado, corregido o, con suerte, pulido. Bueno, eso si me pasó al principio.

Mi primera editora fue Rose Lemberg de Stone Telling con quien publiqué "Vertigo and Annhilation", la comunicación fue en inglés y vía mail. Luego vino la publicación también en inglés para Star*Line 38 de otro poema: "Obsolesencia programada de los prodigios" con  la traducción de Fred W. Bergmann, editor de la revista, también el intercambio fue continuado
y en ambos casos, respetuosos con mi trabajo. A su vez, ese poema fue publicado en español en la  revista Cosmocápsula, y el editor David Pérez Marulanda, no pudo haber sido mas amable y solícito.

En narrativa me he topado con una editora y un editor, hasta el momento y que recuerde.
La primera pertenece a la Unidad de Comunicaciones de UTU-Cetp respecto de un libro que debería salir próximamente y que contiene mi cuento "Te llamabas Elena", pues con ella -vía mail- intentamos mejorar algunos pasajes de mi historia, y también hubo intercambio acerca de la conveniencia de sacar alguna que otra palabra que según su criterio no encajaba (justo esa palabra, no!), confié nuevamente en el criterio "editor" y en que la historia no habría de cambiar un ápice. Bueno, cuando salga este libro les avisaré.

El único editor con el que he estado cara a cara es con el de Fin de Siglo, editorial que publicará la nouvelle que ganó el Premio Nacional de Literatura en la categoría Infantil- Juvenil. El trabajo de edición ha sido minucioso y, exceptuando algún momento oscuro, el proceso en el que estoy embarcada ha sido delicioso, de absoluto aprendizaje y, debo decir, que he debido darme unos baldes de humildad cuando creía que lo que les daba era lo mejor que tenía para dar. Incorrecto.

Así las cosas, debo agradecer a todas estas personas por su trabajo, que es maravilloso y que a nosotros, escritores, a veces nos cuesta aceptar.

Valeria









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