Rutina

Julio se acaba.
 "La Maldición Waite" está en librerías y estoy en medio de la organización de actividades para su difusión, de mandar paquetes a los amigos que me la solicitan, de leer y compartir la maravillosa experiencia de escribir.





Día a día, las palabras me dan aliento para seguir escribiendo, viendo crecer a mis niños.
Ellos son mi más preciada historia. Y salgo al trabajo, que no es más que hacer lo que me gusta, compartir historias escritas por otros escritores y ver esas palabras alumbrar los rostros de otros niños y vuelvo a mi casa, como ahora, cansada y pensando en el giro que deberé hacer mañana para seguir con esa historia que debo mandar pronto a un editor.

Y todo comenzará de nuevo, cuando me levante al amanecer a preparar el desayuno.


Comentarios