El Deseo

Julio, agosto, setiembre... Claro que no solo de escribir vive el hombre, o la mujer, o yo misma. Las responsabilidades ahogan, en ocasiones, el deseo de sentarse frente a la página en blanco, es decir, siempre hay deseo, siempre es buen momento, y de eso se trata mi propio proceso de escritura. Buscar el tiempo, sentarse, escribir. En el programa Había una vez, en el cual estuvimos invitadas el otro día, cada una habló de su forma de escribir, y hay que decirlo, mis compañeras son muy disciplinadas y siguen una ruta previamente establecida, tal como postulaba Poe y maldecía Schopenhauer. Lo mío corre como un arroyo cuando se avecina la tormenta: se va inundando lentamente hasta llegar al nivel del suelo y luego, la creciente comienza a inundar caminos y rutas, en ese punto, casi malsano y dañino, el tiempo aparece en todos lados intentando sostener tamaña debacle. El Deseo es el salvavidas y además, soy buena nadadora, así que seguimos...

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