Sí, a veces pasa. Hay que tomar decisiones, para poder seguir adelante con lo demás, porque lo demás, que al final, es todo, es lo que tiene que suceder. No es conveniente apegarse a las cosas, a las palabras y a los proyectos en los que uno pone el corazón. Pero a la vez es inevitable.
En busca del cuento perdido es un proyecto que escribí y que tuve que soltar, así como tantas otras palabras, y pensamientos de los que me despedí este año. Como siempre, la escritura y sus vericuetos, sus lugares recónditos, personificación de agua que se escurre por las manos, que moja, alivia, renueva y que se va quien sabe dónde, allí donde moran todas esas oraciones perdidas, esos párrafos que logran consuelo en el silencio.
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